viernes, 26 de octubre de 2018


Se acercan las elecciones legislativas en EEUU mientras el presidente Donald Trump carga contra la caravana. Contra Honduras, Guatemala y El Salvador. Y relaciona el río migratorio con el Gobierno de Venezuela. “Agita los fantasmas”, explica a ALnavío Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano.

Daniel Gómez

Se acerca una nueva jornada electoral en Estados Unidos, y el presidente Donald Trump vuelve a hablar del muro. Y vuelve a amenazar. Promete mano dura. Promete cortar los fondos humanitarios para Honduras, Guatemala y El Salvador. Y a estos les culpa de no evitar la huida de su gente.

Como si de una suerte del destino se tratase, 7.000 migrantes centroamericanos atraviesan México rumbo a EEUU. Es como si a Trump los tiempos le coincidieran a la perfección. El 6 de noviembre librará una importante lucha política con las elecciones legislativas. Un fracaso republicano, sería también un fracaso de Trump. Pero nada le vino mejor para animar el voto de los suyos que esa estampida de migrantes avanzando hacia el país.

La caravana le sirve para convencer a los republicanos, y también para pulsar los ánimos de una posible intervención militar en Venezuela. El vicepresidente Mike Pence dijo, escudándose en su aliado, el mandatario hondureño, Juan Orlando Hernández, que la caravana de migrantes estaba financiada por el Gobierno venezolano.

Casi en tono bélico, Pence aseguró que esa acción atentaba contra la soberanía de EEUU. Por lo que suma una pieza más al expediente de la acción militar que Washington maneja contra Caracas. El ambiente se enrarece, mientras el drama humano de la caravana se opaca por la acción política.

De todo ello conversa con ALnavío en una entrevista el argentino Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, catedrático de Historia de América de la Universidad Nacional de Educación a Distancia y autor de libros como Populismos latinoamericanos e Historia de América.

– El problema es que esto ocurre a diario en muchas partes del mundo. En Estados Unidos la utilización política de la migración ha sido una constante. En Europa también. Es una característica muy propia de los populismos xenófobos, y de derechas.

– ¿Son los migrantes centroamericanos una amenaza para Estados Unidos?

– No. La mayoría van precisamente a trabajar. Parte del sueño americano consiste en eso. En progresar económicamente en base al esfuerzo. Hay zonas de Estados Unidos donde esta mano de migrante es parte esencial en actividades como la agricultura. Un sector que por ejemplo en California es clave. Y es clave también para el país. Produce importantes cantidades para el abastecimiento interno, así como para exportar. La fuerza de trabajo de estas actividades es en buena parte de inmigrantes.

– ¿Acaso hacen los trabajos que nadie quiere hacer?

– No diría eso. Sí que hacen los trabajos de baja cualificación, peor remunerados. Trabajos que la mayoría de los ciudadanos americanos son más reacios a hacer.

– ¿Es inteligente que Trump se centre en atacar a los débiles de Centroamérica, en amenazarles con que les va a quitar las ayudas?

– Depende qué se considere inteligente. Si el objetivo de Trump es mantener movilizadas a sus bases y tener un buen resultado en las elecciones del 6 de noviembre, donde también se producirá una especie de plebiscito en torno a su persona, pues sí. Evidentemente sí es inteligente. Ahora, si lo que intenta es resolver a medio o largo plazo el problema migratorio desde América Central hacia Estados Unidos, pues no. Al retirar lo que está haciendo es agravar las condiciones de su partida, que son la violencia, el narcotráfico, la pobreza. De alguna manera estos motivos explican los enormes sacrificios que hacen al abandonar sus casas, jugándose la vida y también la libertad.

– ¿Están siendo efectivas las ayudas de EEUU a Centroamérica?

– La mayor parte de las ayudas internacionales de Estados Unidos en estos momentos no van destinadas a atajar los problemas de fondo. En Honduras lo que hemos visto en estos dos últimos dos años son descensos considerables en las tasas de homicidios. Casi cercanos al 50%. Lo que no hay son programas masivos de ayuda, que fueron recortados con la llegada de Trump, para ayuda oficial al desarrollo y lucha contra la pobreza.

– Si sabe que quitando las ayudas agrava el problema, ¿por qué lo hace? ¿Por qué ha recortado el presupuesto?

– Trump utiliza la política exterior con objetivos de política interior. Eso es lo que está haciendo en esta oportunidad nuevamente. Al igual que utilizó a México en campaña electoral, ahora lo está haciendo con América Central en las elecciones de medio término.

– Ya casi son dos años en la Casa Blanca y el muro no lo ha empezado a construir.

– El propio Trump sabe que el muro no lo va a construir. Una cosa es que mantenga la retórica, y otra cosa es que lo lleve a cabo. Ahí el tema no es tanto lo que puede hacer, sobre todo en relación con cosas que escapan de su jurisdicción. Lo que hace es usar la retórica, las amenazas, con el fin de crear la aprobación de los suyos.

– ¿Por qué EEUU culpó a Venezuela de financiar la caravana? ¿Acaso quiere justificar la intervención militar?

– Otra vez acuden a la retórica para agitar fantasmas. El tema de la intervención militar en Venezuela es algo que está en los papeles pero que no pasa de ahí. Estados Unidos no quiere asumir los costos de una actuación de ese tipo, y tampoco lo quieren asumir los países latinoamericanos. Luego es que estas denuncias de manipulación venezolana parecen a primera vista poco creíbles. A no ser que tenga pruebas contrastadas, pues es difícil de creer lo que dijo Pence.

– ¿Con la más que probable elección de Bolsonaro, la acción militar en Venezuela no cobra fuerza?

– No. Jair Bolsonaro va a ser presidente de Brasil. Asumirá el mandato el 1 de enero. Hasta tanto seguirá el actual gobierno, que es poco partidario de este tipo de operaciones. Por otro lado, ni Bolsonaro es Trump, ni Brasil es Estados Unidos. Brasil solo no iniciará una aventura de este tipo por más que Bolsonaro diga que puede, porque ni tiene capacidad militar ni logística. Y en el caso de que Bolsonaro esté dispuesto, es muy difícil que el resto de los países de América del Sur lo sigan.

– ¿Ni siquiera Colombia estaría dispuesto? Ya el chavismo clamó contra el presidente Iván Duque por ir patrocinando, dicen, una invasión a Venezuela por Europa.

– Eso lleva pasando desde que Álvaro Uribe era presidente. Si contamos las veces que el chavismo ha sugerido algo parecido no nos alcanzan los dedos de las manos.

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