lunes, 29 de enero de 2018

¿MANIOBRA? El sustituto en la silla vacía de Tibisay ante su ausencia en el CNE
Más de dos meses han pasado desde que la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, no aparece públicamente y se conociera que se encuentra enferma, según confirmó el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, el pasado 6 de diciembre.



Días después, el rector del ente comicial, Luis Emilio Rondón, dio a conocer durante una entrevista que Lucena se encontraba de reposo y que estaba por incorporarse a algunas de sus actividades, sin ofrecer más detalles. Surgieron los rumores de que la presidenta electoral había fallecido en una clínica de Caracas, desmentido posteriormente.

Por su parte, el exrector de la Universidad Central de Venezuela, Luis Fuenmayor Toro, escribió en su cuenta de Twitter que a Lucena le había sido diagnosticada una neoplasia y se estaba tratando en Brasil. Fue la vicepresidenta del CNE, Sandra Oblitas, quien se encargó el domingo 10 de diciembre de anunciar el primer boletín con los resultados arrojados de las elecciones donde se eligieron a 335 alcaldes, rompiendo con los 11 años continuos en los que Lucena había realizado los anuncios de los resultados electorales.

Esta situación y el silencio gubernamental en relación a las condiciones de salud de Lucena han generado intriga y desconfianza en venezolanos. El abogado constitucionalista Sergio Urdaneta dijo en entrevista ofrecida a El Cooperante que la ausencia real o ficticia de la presidenta del CNE “puede formar parte de la maniobra” del madurismo frente a las convocatoria de elecciones presidenciales dentro del primer cuatrimestre de 2018.

Resaltó que la soberanía popular, el ejercicio de los ciudadanos para elegir a los representantes de los cargos públicos, “ha sido secuestrada por un CNE que ha demostrado poca o ninguna transparencia en los procesos electorales“.

Las únicas tres vías en las que Lucena no pueda volver a retomar su cargo son por fallecimiento, renuncia o destitución. Ninguna de estas posibilidades han sido confirmadas, por lo que, en condiciones legalmente previstas, sería Oblitas quien asuma la presidencia de la institución.

El problema, consideró Urdaneta, no es está en la ausencia de Lucena, sino la incertidumbre de la colectividad para crear abstención, desconfianza e indignación, “ese es el problema real porque legalmente están los cinco rectores y asume el vicepresidente”.

Oblitas debería sustituir a Lucena temporalmente, hasta que se cumpla el periodo constitucionalmente establecido y sea la Asamblea Nacional el órgano que designe a los nuevos rectores. Tales declaraciones coincidieron con las ofrecidas a esta redacción por el consulto electoral, Félix Arrollo, quien acotó que la misma Ley Orgánica del Poder Electoral establece tal proceso de designación.

Cada rector del CNE tiene dos suplentes. Arrollo dijo que es “una cosa bien extraña” que tiene el ente comicial porque “la lógica” diría que el suplente del rector que se encuentra en ausencia sea el que asuma sus competencias, “pero como la presidencia es escogida por el cuerpo rectoral, puede ser que escojan a otra presidenta en discusión interna”.

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